Un
artículo de Inés Sainz Albero, con título “Etnografía histórica de Mendavia. Panadería, molino y tiendas”, evoca las rutas comerciales
utilizadas hasta el molino de Mendavia. Desde La Rioja fueron acarreadas
varias piedras de molino desde las canteras de San Vicente de Robres,
Jubera y Robres del Castillo; otros ejemplares llegaron desde Trébago
(Soria), Treviño (Burgos) y Arbaiza (Bizkaia), y varios carros partieron
cargados con muelas y cuartizos desde las canteras de Abaigar, Arbeiza,
Bearín y Estella (Navarra) con un mismo destino comercial.
Cuando descubrimos esta publicación habíamos estudiado varias canteras
de Burgos y La Rioja, así que decidimos prospectar las canteras que cita
esta autora en el País Vasco y Navarra. Una vez localizadas fueron
incorporadas en el Atlas europeo.
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Javi Castro, del Departamento de Etnografía de la
Sociedad de Ciencias Aranzadi, nos informó poco después de la existencia
de piedras de moler en el Puerto de Belate. Siguiendo sus indicaciones,
encontramos varias canteras en el entorno del Santuario de Belate a lo
largo del río Ultzama. Continuamos la prospección por la jurisdicción de
Lantz, donde hallamos nuevas explotaciones gracias a la amabilidad de
Manu Arístegui, vecino del lugar.
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En
Tierra Estella nos esperaba una bonita historia. Hacia el año 1919
llegaron a Navarra cien canteros gallegos para trabajar en la
construcción del “trenico”, había comenzado el tramo Vitoria – Mecolalde
del ferrocarril Vasco - Navarro.
Finalizadas las obras una parte de ellos comenzó a tallar piedras de
afilar en los montes de Etayo y Mues para abastecer a dos importantes
factorías: Sierras Alavesas y la firma Bellota del empresario vasco
Patricio Echevarria.
Todavía recuerdan en estos pueblos los nombres de varios canteros y
moleros, José Pla que trabajó en Etayo, y Feliciano Troitiño, Manuel
Márquez y Castor Vispo en los montes de Mues.
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